OTOÑO EN ALBACETE

OTOÑO EN ALBACETE
Fiesta del Árbol

miércoles, 22 de noviembre de 2017

SOBRE ADOCTRINAMIENTOS Y ENSEÑANZA DE LA HISTORIA


  Ahora que comienzan a salir a la luz las manipulaciones históricas del nacionalismo catalán en las instituciones educativas de Cataluña, un iceberg de dominio ideológico, ejercido sistemáticamente durante décadas sobre la opinión y la voluntad de la ciudadanía, en favor de los grupos de poder, grupos que siguen teniendo mucho peso social, ahora que comienzan a divulgarse ampliamente las polémicas y disputas, también insultos, en torno al adoctrinamiento de los niños en los centros educativos, sobre todo en las escuelas de enseñanza primaria en Cataluña, ahora que se habla del escándalo de la participación de menores en actos políticos como el referéndum del 1 de octubre, ahora que se discuten cuestiones que deberían formar parte de un gran debate, no sólo entre los parlamentarios del Congreso, ahora que se discute acerca de un proyecto de ley para crear una agencia independiente que asuma las funciones de la Alta Inspección Educativa, que garantice la igualdad en la educación de todos los españoles, materia que al parecer levanta ampollas en algunos grupos políticos, incluso entre los partidos constitucionalistas que le han permitido al nacionalismo catalán cometer toda clase de maniobras y abusos, es bueno recordar y analizar los métodos, las finalidades y cómo el nacionalismo tergiversa, adultera, desnaturaliza a placer la historia, no sólo en los textos escolares, esa asignatura, esa disciplina del saber que estudia y narra cronológicamente los acontecimientos pasados.
   En mayor o menor grado todos sabemos que la historia no es siempre como nos la cuentan, como nos la quieren vender en los libros, las instituciones, los medios de comunicación y las voces especializadas. Hay mucha historia oficial plagada de imprecisiones y recortes, empedrada de explicaciones interesadas en desfigurar la verdad, en deformar la objetividad de los hechos para ponerlos al servicio del poder. América Latina es un triste ejemplo de esta metodología oficial, de esa historia de la manipulación. 
  Los nacionalismos la conducen, generalmente, a su peculiar campo de entendimiento, basados en la exaltación patriótica y en la reivindicación teñida de sentimentalismo y victimismo, de un victimismo rayando casi siempre en la distorsión completa o parcial de los hechos.
   Los marxistas, dentro del espectro del historicismo, centran la cuestión de la historia en la insistencia de la conciencia histórica, en sus transformaciones y ocultaciones. La interpretación religiosa de la historia sigue siendo la más escandalosa por su afán descarado de protagonismo y adoctrinamiento. La interpretación de la historia hecha por el nacionalismo resulta muchas veces un cuento grosero y fantástico, una píldora de difícil digestión.
   En su “Rebelión de las masas“ Ortega anota que el hombre no tiene naturaleza, sino historia. La teoría historicista, enfoque intelectual que tiende a reducir la realidad humana a su historicidad, una teoría que cuenta con dos enfoques, el historicismo cosmológico, influido por el evolucionismo, que adscribe, vincula, la historia al mundo entero y el historicismo antropológico, que reduce la historicidad al hombre y a sus producciones. El modo de tratamiento de la noción de historicidad ha generado a su vez: el historicismo ontológico, que analiza la historicidad como un constitutivo de lo real y el historicismo epistemológico, para el cual la comprensión de la realidad se da a través de lo histórico.
   Para quienes defienden la visión historicista de los acontecimientos históricos los modos de interpretación se mezclan, se correlacionan y se intercambian. Otros estudiosos de la historia tienen más en cuenta el fluir de los hechos sin segmentarlos o estratificarlos.
   ¿Cuál sería entonces el camino para desentrañar objetivamente los hechos del pasado? ¿El revisionismo que peca de desviación subjetiva y de salirse de las reglas de la ortodoxia o la metodología de estudio e interpretación de la documentación al pie de la letra?
En Argentina se estudiaba en los años 70 una hiistoria de América marcada por el revisionismo. En Uruguay, los profesores de historia, los de derechas, eran absolutamente descriptivos y remarcaban los acontecimientos y gestos que más se acomodaban a sus concepciones de la sociedad y el devenir histórico. En mi opinión el profesorado de izquierda ofrecía una visión crítica más amarga, pero más real y libre de los acontecimientos históricos.
  ¿Es todo relativo en el terreno escabroso de la historia? ¿Es peligroso relativizar en esta asignatura importante que determina nuestro presente y pone a la colectividad en una dirección u otra según su fuerza e influencia?
   Cuando estamos viendo cómo el nacionalismo catalán manosea a la comunidad educativa, a los profesores, a los estudiantes, a los padres y a los centros de educativos de Cataluña, cuando vemos nuevamente cómo el nacionalismo catalán agravia y pisotea, sistemáticamente, la pluralidad, la veracidad y la neutralidad ideológica que debe reinar en las escuelas y demás ámbitos de la enseñanza, cuando sale a la luz un adoctrinamiento vergonzoso, muchos creemos que es hora de batallar por una escuela verdaderamente laica, en donde se neutralicen los fanatismos y los afanes proselitistas de las ideologías políticas y las religiones.

NELSON MUÑOZ DÍAZ