OTOÑO EN ALBACETE

OTOÑO EN ALBACETE
Fiesta del Árbol

miércoles, 8 de agosto de 2018

LA TEMPORADA ( Un relato de verano )



Chiste. Se ve a una chica muy guapa llorando desconsoladamente. Entre sollozos comenta  - me dijo que era ganadero y resultó que sólo tenía dos gallinas.

En la virtud de un puñado de palabras, este chiste radiografía un problema bastante conocido en nuestro departamento, allá en el sur de Uruguay, en los límites de la zona austral de América del Sur, en mi tierra de nacimiento, en Maldonado, en las adyacencias de Punta del Este.

 Se trata de una cuestión que solía suceder entre algunas chicas fernandinas de hace muchas décadas, entre quienes veían en el ritual de los veranos de Punta del Este una puerta al progreso personal, a una especie de “personal promotion” transferida y solapada en la dinámica de la alegría de la juventud y de ese espacio temporal que en Maldonado denominamos “la temporada”.

Aquellas jóvenes de entonces soñaban con progresar socialmente y librarse de sus tensiones existenciales mediante un golpe de suerte, sin sacrificios, a través de un acto mágico, azaroso, que diera un vuelco radical a sus días grises sobre la tierra. Por la vía de las tácticas sin estrategias y con muchas dosis de ficción, pretendían buscar una pareja, una promesa espontánea que las llevara al altar de la felicidad sin apuros ni complicaciones. Idealizaban su existencia futura junto a un consorte que finalmente las rescataría de las vulgaridades y desventuras de un Maldonado anclado en el entumecimiento provinciano, varado en las grandezas escasas, generalmente roídas, de una existencia colectiva con exiguos horizontes profesionales y con salidas laborales irrisorias.

Por el camino erróneo de la facilidad, anhelaban encontrar un príncipe joven, o no tan joven, apuesto, elegante, divertido y, sobre todo, con mucho dinero. Deseaban vivir en un escenario social más libre y más fino, menos atrasado y menos pueblerino. Sobre todo, codiciaban un ser con mucha pasta, que en romance paladino quiere decir con una buena cuenta bancaria y con mucho patrimonio.

Todas aquellas historias de entonces, sueño de una noche de verano de un Maldonado lejano, entretelas de habladurías, secretos de corazones de nuestro pueblo, solían darse de bruces contra la realidad, al final del estío, al comienzo de un otoño normalmente desapacible, que en un abrir y cerrar de ojos borraba los regocijos y las expectativas sazonadas en el fragor de las horas de playa y de paseos a la luz de la luna. Al final, terminaban por estrellarse contra la realidad sin ambages ni sutilezas ni romanticismos, como en los relatos minuciosos y objetivos del realismo literario, en los cuales la vida de los personajes se apega a un devenir sin libertad, sin concesiones al sentimentalismo ni a las aquiescencias sin esfuerzos ni renuncias, contra una realidad donde los sueños y las quimeras suelen fenecer sin espejismos y someterse a un contexto sin idealismos ni artificios cómodos

Hacia febrero, final del estío en el Río de la Plata, se imponía el principio de realidad en la subsistencia de aquellas criaturas inocentes, sin experiencia de la vida. Al final del verano, quizás aquellas chicas aprendieran que las apariencias suelen ser engañosas, que la atracción emocional y sexual no son experiencias sucias, sino interesantes para nuestro desarrollo personal, que equivocarse es necesario para aprender a vivir, que sufrir por un amor perdido, aunque haya sido en el engaño y en la desilusión, contribuye a fortalecernos y a ser más precavidos.

Con toda seguridad, las chicas que inspiran mi relato, que imitaban a los turistas y aparentaban bienestar y prosperidad en los ámbitos de la península, finalmente descubrían que ese ritmo de vida tiene precios muy altos, que esa ficción veraniega muere con la estación, en una perdida prácticamente infructuosa de tiempo. Descubrían, posiblemente, que el trabajo, el estudio y el esfuerzo dignifican, que no vale la pena entregar amor, cuerpo, alma, los sueños más caros y los secretos más recónditos, a cambio de casi nada, a quien nos engaña, a quien no valora el afecto ni los sentimientos de las personas, a quien va por la vida pensando que el dios dinero compra placer, afecto, dignidad y sentimientos.

 Nelson Muñoz Díaz

7 comentarios:

  1. Leer este texto ha sido como sumergirme en la escritura limpia, digna y real de Carmen Martín Gaite. Las ilusiones veraniegas, los amores calientes vividos como eternos, mientras una parte de la población femenina de los años 60 y 70 soñaba con abandonar la sordidez y aburrimiento de sus pueblos, castigados por la censura y la represión. Todo ese abanico de sentimientos y emociones está magníficamente descrito en ese breve relato.
    De Maldonado a Albacete. Sentimientos y dignidad compartidos.
    Carmen Sánchez

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Carmen.
      ¡Menudo elegido!
      Tengo que conocer más la obra de Carmen Martín Gaite.
      Creo que he leído sólo dos novelas suyas. Una fue “Entre visillos”, relato de una España de postguerra que va descubriendo lo que esconden las apariencias, es decir, el bostezo, el vacío espiritual, el conservadurismo y la falta de expectativas.
      La otra fue “A ritmo lento”, novela que tuve que descuartizar, digamos analizar, desde el punto de vista sintáctico y morfológico, sin tener experiencia alguna en el asunto complicado del análisis de textos largos con vocabulario selecto, repleta de subordinación y riquezas gramaticales.
      Un abrazo

      Eliminar
  2. Soberbio relato,Nelson. Retazos de un Uruguay que ya se perdió en los recovecos de la memoria. Tiene la virtud de hacernos resucitar los propios, los sentidos,aquellos que afloran de tanto en tanto y nos dejan un regusto agridulce. En todas tus palabras hay también un tono amargo no exento de crítica social. Esperamos más.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, José Luis.
      Tú, que eres un crítico brillante, un escritor sobresaliente y un especialista en materia literaria, te habrás dado cuenta, nada más comenzar la lectura del relato, que está hecho con la mirada retrospectiva de la nostalgia, con pocas correcciones y dibujado en el trasfondo de un marco social con excesivas apariencias y dificultades. Sobre todo, está escrito poniendo el acento en la reconciliación con mi pueblo, con un Maldonado al que todavía suelo criticar bastante.
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Gracias x compartir J Luis. Me ha gustado mucho.
    Teresa

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias por este texto de tu amigo uruguayo, muy agradable de leer.El texto de tu amigo es lleno de nostalgia et muy poético.
    Robert Poisot

    ResponderEliminar
  5. Aún quedan algunas jóvenes en Maldonado que piensan que el verano les traerá el Príncipe azul.La realidad es muy distinta , esas jóvenes desaparecen una noche y nunca más se sabe de ellas.
    Muy bueno tu relato Nelson. Abrazo de una fernandina.

    ResponderEliminar