La ciudad parece un escenario ficticio, iluminado e inerme, un rincón protector para los seres que parten, para los condenados que levantan velas rumbo al ostracismo, en el que no se contemplan los retornos.
Los árboles y plantas de este jardín, con sus formas y coloraciones tornadizas, con sus ramas caprichosas y con sus hojas caducas y otoñales, vestidas para la celebración del adiós, antes de disolverse en el ciclo implacable de la naturaleza, no transmiten certidumbres ni esperanza, parecen decirnos que todo es corruptible y finalmente yermo.
Frente a su tumba le prometo, en realidad me lo digo a mí mismo, que todavía no sé qué es prepararse para cuando llegue el fin, que no entiendo el asunto de la resurrección de los muertos y la vida en el más allá. Entre otras cosas, porque no creo que exista una vida que continúe y se reorganice de otra forma en el momento que morimos, porque no creo que el acto de fallecer sea la puerta de entrada a ningún otro reino que no sea el mineral y porque no soy religioso en el sentido tradicional de la palabra.
Le prometo, igualmente, que dejaré de concebir la muerte como un fracaso y que seguiré buscando la alegría de vivir.
A estas horas del día, en la solemnidad del domingo, en honor a mi madre y de la vida que me concedió, prometo sobrellevar mejor el dolor que me provoca su ausencia.
Un romero humilde se eleva sobre el suelo pedregoso del jardín del cementerio.Crece bello y fuerte junto a la tumba que guarda sus cenizas. Es un vegetal perfumado, ligero y vigoroso como el alma de nuestra madre, como la energía que animó la existencia de un ser honrado, trabajador y solidario.
Nelson Muñoz Díaz
(Barcelona,1 de diciembre de 2019)
Preciosa reflexión escrita desde lo más profundo del sentimiento del alma y también del dolor. Lo has titulado "Compromiso". Un acto de valentía que tu madre bien se merece. Te felicito.
ResponderEliminarGracias por animarme a escribir y por evaluar, con generosidad, todas estas líneas que no tienen otra intención que la de participar, dejar un granito de arena con algunas vivencias e impresiones del camino.
EliminarElegí la palabra Compromiso porque significa determinación y denota continuidad, dedicación y respeto.
Muchas gracias por este muy hermoso texto sobre la vida y la muerte en consecuencia. He notado que es adecuado con mi situación. De hecho vivo en la ausencia reciente de mi madre y estas palabras hacen revivir los sentimientos que experimenté.
ResponderEliminarRobert
Robert:gracias por tus palabras.
ResponderEliminarSiento que estés pasando por este trance, por el momento crítico y doloroso que deja el fallecimiento de un ser querido.
El duelo es una experiencia intransferible de la que, por ahora, no puedo extraer conclusiones objetivas, puesto que todavía permanezco anonadado, instalado en una especie de pesadumbre que no comprende ni atiende a consejos, aunque éstos provengan de amigos entrañables.
No soy religioso ni creo que un aliento vital anime todo lo que palpita en el universo. Por lo tanto, carezco del consuelo de la fe. No creo en Dios ni en ninguna trascendencia y pienso que no estoy sumido en una depresión. Lo confieso porque, aunque parezca contradictorio, voy muchas veces al cementerio.
De esa experiencia, de ese ir y venir al camposanto de Montjuïc en Barcelona, donde descansan los retos de mi madre, surgió esta reflexión algo inconclusa sobre la muerte y el duelo, sobre la vida y la esperanza.
Saludos muy cordiales.
Nelson.
Dicen y escriben los profesionales y aficionados al hecho de escribir y narrar que no lo hacen para ser leídos o comprendidos por hipotéticos lectores, sino para comprenderse a sí mismos. Varias veces he leído las líneas que tratan de aprehender un sentimiento de amor y pérdida, y cada lectura de esa íntima confesión me ha ocasionado emociones diferentes. Una de las cosas que me resultan gratas es la honestidad y el desvestimiento de tus emociones, que desnudas de todo ropaje que pudiera ocultar el profundo amor a tu madre. Me gusta cuando usas “jardín” para referirte al pequeño espacio, por otro lado lleno de vida, donde ya tu madre forma parte de ese renacer constante de la tierra. En bastantes ocasiones hemos podido hablar de esas pérdidas que ocupan vacíos irrellenables, ellas nos tuvieron a nosotros, fueron afortunadas. Salud y dignidad.
ResponderEliminarDecía cierto locutor de radio , ya ausente , que la ciudad , esta ciudad (Barcelona) era un millón de cosas a la vez. Y tenía su parte de razón . No sólo la ciudad . El mundo , el universo , son millones y millones y millones de cosas en el mismo instante . Pero desde nuestra limitadísima experiencia , estamos encadenados a nosotros mismos . Y Nelson , ha escogido una experiencia , la suya , totalmente válida para él y en gran parte para los que le rodean , los que forman parte de su pequeño mundo , el mas importante , el personal .
ResponderEliminarSobre la muerte , ya está todo y nada dicho . Como experiencia personal nada podremos decir sobre ella , sobre todo cuando esté completada . Lo manifestado en este plano no son mas que especulaciones y deseos mas o menos fundados . Me quedo con aquella frase de Shakespeare “Ama ahora mientras vivas ya que muerto no lo podrás lograr” . Y añado yo : “ ¿o sí?
La creatividad corresponde al escritor. A los lectores viajar a través de su obra y, al mismo tiempo, recuperar nuestras experiencias y emociones.
ResponderEliminarEs una pena y una gran tristeza que textos como el escrito por Nelson no lleguen a más lectores. La pereza y el desinterés desmotivan al escritor. Seguramente se preguntará "¿ para qué escrbir si mis palabras se funden en el más oscuro silencio? A pesar de ello, hay que seguir en la brecha.
Eliminar