OTOÑO EN ALBACETE

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Fiesta del Árbol

martes, 12 de mayo de 2020

EL GRAN TEATRO DEL MUNDO

       En el gran teatro del mundo “todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende”.



   No estuve presente en el casamiento de mi tío David. Me reservo las razones y el análisis. No fui asistente a ese acto civil que ha quedado reflejado en la fotografía, un día trascendente en la vida del hermano más amable que tuvo nuestra madre, un ser humano que desplegaba amabilidad tras un rostro armonioso y sonriente.  
Conozco algo de la historia de estos personajes de la foto, mucho más de lo que todos juntos supieron, si es que alguna vez se enteraron, de una milésima parte de lo que pasaba en mi existencia de adolescente retraído. 
Observo un cierto gozo en los novios, con una sonrisa de esperanza en sus rostros, pensando, tal vez, en los días venideros, en un contexto de formalidad burocrática, en el cual asoma la curiosidad de mi tía Yolanda, una mujer bella que por aquellos años todavía no se había casado.
  Corría la década de los cincuenta. Uruguay comenzaba a hundirse, entre el aburrimiento y la ausencia de conciencia social, poco a poco, en el pantano de un subdesarrollo con peculiaridades nacionales, ciertamente diferentes al resto del escenario socio-político de América Latina, en una complejidad sociológica, laboral, cultural y económica que posiblemente no alcanzaron a percibir, por falta de oportunidades, ninguno de los asistentes a dicho acto social, todos ellos miembros activos de la clase obrera uruguaya.
  La foto ha congelado un acontecimiento social, más que un acto civil formal en el que contraen matrimonio dos jóvenes apuestos llenos de anhelos. Prueba de ello, es la elegancia de los concurrentes a la ceremonia y la seriedad que por lo visto flotaba en el recinto.
¿Qué es la vida? Un frenesí, una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son. 



NELSON MUÑOZ DÍAZ  (Escritor y filósofo )

4 comentarios:

  1. Gracias por tu post.
    Tuve la suerte de conocer a parte de tu familia. De los que están en la foto a tu tío David, una persona entrañable y de un carácter agradable, a su esposa Pocha, exquisita mujer, oriunda nostálgica de la lejanas Baleares. Ambos sumamente afectivos y cariñosos y finalmente a tu tía Yolanda a quien los años no habían borrado los rasgos de una gran belleza que aún conservaba.
    Todos ellos ya forman parte del recuerdo, porque tu tío David ya emprendió su viaje.
    De tu abuela he oído contar que era una mujer de gran personalidad y coraje. A tus tíos les di forma a través de las múltiples conversaciones con tu madre.
    Entrañable fotografía que me ha gustado ver, ya que me ha ayudado a reconstruir historias.
    ¡Enhorabuena!

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    1. José Luis: muchas gracias.
      Esta fotografía es una ofrenda inestimable de mi tía Romanita, es una de las recompensas de aquel viaje que hicimos juntos a mi pueblo, a un país que apenas reconozco, a un pasado distante que prácticamente se pierde en la lumbre alicaída de la desmemoria. Es una foto que me aprieta el corazón, puesto que ya no queda casi nada de lo que fue la familia de mi querida madre.
      Flotando en las nubes de las reminiscencias pasan fugaces los recuerdos y permanecen algunos objetos materiales como despojos testimoniales de la evolución y la muerte de los vínculos, de nuestras relaciones con aquellos seres humanos que fueron parte de un grupo familiar que ya no vive.
      Suspendida en el ánimo queda la misma interrogación, la misma perplejidad de siempre: ¿hasta qué punto tenemos libertad para modelar nuestra propia existencia? ¿Hasta qué punto la libertad nos permite, realmente, decidir sobre nuestro actuar en el mundo?

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  2. Mi muy apreciado Nelson, una vez más leer uno de tus escritos es como ser transportado a otros tiempos en los que la palabra y lo descrito era como viajar en un vehículo de recorrido lento para, así, poder apreciar la belleza que la naturaleza y su descripción nos regalaba. Hoy todo va muy deprisa, las emociones apenas tienen tiempo de saberse apreciadas o desechadas. Tu foto de esa boda familiar te ha dado vía libre para sentir y analizar desde tu perspectiva cercana al grupo a esos contrayentes que yo los he de imaginar ilusionados y llenos de proyectos. Sólo veo a dos personas serias, muy serias; da la impresión que ese instante no lo vivían de la misma manera. Tus textos, tanto este como el de la fruta, es como amasar un buen pan, dar vueltas a la masa hasta conseguir la textura adecuada antes de ponerlo en el horno y luego sentir en la boca que tu esfuerzo ha valido la pena. Tus palabras son eso, ingredientes que te regalan aromas y formas de las que otros podemos disfrutar y saborear.
    «Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera». Estas pocas palabras nos permiten a los lectores penetrar en almas felices o afligidas. ¡Quien sabe!
    PD: no he ido nunca a ninguna boda. Sí que he asistido a velatorios y entierros.

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    1. Carmen: Siempre es un placer leer tus reflexiones.
      Me gustó mucho esa frase al final del texto, la que inmortalizó León Tolstoi en su Ana Karenina: “Todas las felicidades se parecen, en cambio, los infortunios tienen sus matices peculiares”.
      Me acuerdo de ella porque leí Ana Karenina cuando la memoria estaba fresca, cuando era un joven sin experiencia de la vida y lleno de curiosidad por otros mundos.
      Por esa época leí la mencionada “Ana Karenina” y “Guerra y Paz”, dos obras, de las cuales no recuerdo casi nada. Mucho más tarde me sorprendió “Sonata al soldado Kreuzer”, donde el genial escritor ruso predica la castidad y una cierta repugnancia a las relaciones sexuales, donde plasma también una moral muy elevada, que él mismo no era capaz de cumplir, puesto que padecía de una ninfomanía y una lujuria persistentes que no lo dejaban quieto.
      Si tengo que elegir entre Dostoyevski y Tolstoi, me quedo con el primero, puesto que describe el abismo psicológico de sus personajes, con humanidad y maestría, en el contexto sociopolítico de una Rusia del siglo XIX marcada por la anarquía, el autoritarismo y las desigualdades sociales.
      Gracias por tu comentario y por haber evocado a Tolstoi, al que me gustaría leer nuevamente, si las circunstancias no dictan otra cosa.

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